Cuarto poder autónomo como condición necesaria para la democracia constitucional
En las próximas líneas intentaremos dilucidar si es o no el rol de los medios determinante para la existencia de la democracia. La extensión del documento, nos obliga a asumir ciertos preceptos a priori para poder llegar a la exposición del problema. Dicho esto, iniciaremos diciendo que nuestras fuentes serán los textos académicos, la constitución y la no despreciable observación.
Nos parece pertinente
iniciar con una exposición de los principales conceptos (muy a grosso modo) en
las que cimentamos nuestras afirmaciones, diremos pues que consideramos
característica inalienable de la democracia constitucional la posible participación
de los grupos pluralistas más diversos de forma ilimitada en los procesos políticos
donde todas las fuerzas sociales de importancia tienen garantizada la libertad de competir en un circuito abierto de
valores; añadimos que la democracia es el régimen por convención más aceptado
y la presumimos como meta de organización social; Nos amparemos en la carta magna para decir que
la soberanía reside esencialmente en la nación y su ejercicio está en manos del
pueblo; Asumiremos como Estado “la
organización jurídica y política de la sociedad”[1].
Sin más preámbulo
intentaremos contestar si ¿son o no los medios de comunicación determinantes
para la consagración de un sistema democrático? No podríamos responder esta
pregunta sin propiciar un contexto histórico mínimo. En 1989 Aylwin declaraba
que “mantener el actual sistema que favorece únicamente una libertad total para
las empresas y los grupos de poder significa establecer para el futuro que
quienes tienen el dinero y el poder político manipulen a su gusto las
comunicaciones”[2],
no nos deja de sorprender que estas palabras hayan salido de su boca, ya que en
el gobierno de Salvador Allende, los partidos que luego formaron la
concertación de partidos por la democracia (CPPD), “tenían 6 diarios, 2
revistas, 10 radios y una agencia
informativa; durante los ochentas, contaban con 3 revistas , 1 diario y 3
radios; Al finalizar el gobierno de Aylwin sólo contaban con una radio”[3]., lo anterior
es evidencia de las contradicciones entre la concertación y su propio discurso
desde el retorno a la democracia.
El Artículo primero de
la constitución se consagra que “El estado está al servicio de la persona
humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones
sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad
nacional su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto
a los derechos y garantías que esta Constitución establece”. Es a razón de esto que hacemos responsable al Estado por el
contenido actual de los medios de comunicación, la Democracia se hace cargo del bien común y
por extensión los medios debiesen tener el mismo anhelo, si analizamos lo dicho
de la democracia constitucional podemos sin mucha dificultad decir que los
medios de comunicación son condición
necesaria de la democracia, la democracia que queremos es posible sólo con
la garantía de la actividad de los grupos pluralistas más diversos y de modo ilimitado
en los procesos políticos y económicos, debemos entonces necesariamente incluir
a los medios de comunicación, porque muchas de las decisiones que tomamos a
diario están influenciadas sin lugar a dudas por los medios de comunicación, de
no ser así, no existirían propagandas tan históricamente exitosas, recordaremos
que la principal razón por la cual contamos con democracia hoy, es gracias a la
propaganda planteada por el “NO”. Entonces, cómo no vamos a pensar que debiera
existir una relación directa entre las demandas sociales y las ofertas
políticas, ¿no es esta es la razón de ser de las instituciones?, ¿no es el
lugar de las instituciones es el que la sociedad civil les confiera?, ¿no es
deseable para una democracia que tanto Estado como medios de comunicación actúen
en comunión?, lo que se da en realidad es que promueven actividades distintas e inconexas, existe una brecha innegable
entre los propósitos del Estado y la sociedad civil.
Para clarificar las conclusiones a las que estamos llegando, diremos que el estado es soberano, esta soberanía la ejecuta el pueblo, y el pueblo opina en función de lo que los medios le inducen a opinar, esto condiciona los procesos electorales y las decisiones de gobierno. El Estado es el que tiene el rol de cuidar del bien social y siendo la comunicación un derecho fundamental, el estado debe ser capaz de regular y tomar las medidas que permitan que los ciudadanos se vean representados en todas las áreas, no escapando los medios de esto.
Para clarificar las conclusiones a las que estamos llegando, diremos que el estado es soberano, esta soberanía la ejecuta el pueblo, y el pueblo opina en función de lo que los medios le inducen a opinar, esto condiciona los procesos electorales y las decisiones de gobierno. El Estado es el que tiene el rol de cuidar del bien social y siendo la comunicación un derecho fundamental, el estado debe ser capaz de regular y tomar las medidas que permitan que los ciudadanos se vean representados en todas las áreas, no escapando los medios de esto.
“sin democracia no hay libertad de expresión y
sin libertad de expresión no hay democracia”[4]. Estamos
en posición de afirmar que en Chile, donde los medios de comunicación
pertenecen a pequeños conglomerados y grupos económicos acaudalados, hay una
contradicción entre lo que propone la realidad y lo que está dispuesto en la
constitución, muchos dirán que la razón de esto es que la transición estaba
amenazada por las fuerzas armadas, pero hasta qué punto podemos hacer sesión de
las libertades y llamar a lo que tenemos democracia, esta democracia que
tenemos toleró no solo una ley de amnistía fuera de cualquier marco de
sensatez, sino que tomó como base una constitución construida en dictadura, que
no es siquiera capaz de respetar, una constitución que hace quedar a Chile como
un chiste mal contado, este debe ser uno de los pocos países en los que
conviene más ser un perdedor de la arena política que un ganador, que
democracia más extraña resulta ser esta, en la que los perdedores en las
instancias democráticas terminan por apropiarse de lo que debiese ser por
principio inconquistable por las minorías “la democracia”, casi toda condición
material está en manos de las minorías. No podremos hablar de democracia en
chile en tanto no democraticemos los medios de comunicación que son finalmente
la dimensión del estado que podría estar más en contacto con el ciudadano común.
La opción que parece ofrecer alguna respuesta positiva (extraestatal) al problema
expuesto, es la inserción de internet en la arena de las comunicaciones, la red
parece ser la última opción de quienes abogamos por una democracia inclusiva,
igualitaria y de todos.